AGITADORAS

PORTADA

AGITANDO

CONTACTO

NOSOTROS

     

ISSN 1989-4163

NUMERO 38 - DICIEMBRE 2012

El Puritanismo Victoriano, el Origen del Vibrador

Carmelo Arribas

En gran medida la invisibilidad social que ha padecido la mujer en estos últimos tiempos, se debe a la reina inglesa Victoria. Que en el colmo del puritanismo mandó alargar los manteles de las mesas para que no mostraran las patas de madera, no fueran a excitar a los hombres. El imperio inglés y su influencia dominó, también en lo social, durante el largo reinado de la reina Victoria, que ocupa gran parte del S.XIX. Con unas consecuencias que perdurarían hasta bien entrado el s. XX.

En la actualidad, nos llamaría mucho la atención que en un periódico serio, se publicaran anuncios, de una página entera, como el que aparece en un diario de 1910, encabezándose los mismos y en letras grandes, con el título : “La vibración es vida”,  en la que no sólo se nos muestran las propiedades masajeadoras,  de los tales los vibradores, sino y sobre todo, las  sexuales. ¿Cómo en una época, reciente todavía la muerte de la reina Victoria, y en la que todavía predominaba la idea de que la mujer “ideal”, debía de ser desapasionada y sólo tendría sexo para reproducirse, pues esta era  la única función del sexo, se publicitaba tal cosa? Pues precisamente por este mismo motivo. Las mujeres insatisfechas sufrían trastornos sicológicos que se englobaron en un término denominado “histeria”, palabra que proviene del griego “hystera”, que significa útero. Esta insatisfacción, que les producían las relaciones sexuales en su matrimonio, en la mayoría de los casos concertado y resultado de los intereses económicos y sociales, tuvo una solución desconcertante, para nuestra mentalidad actual.

Por una parte, la prostitución ser incrementó como resultado de esta frialdad en las relaciones maritales, a las que les obligaba la mentalidad de la época a las mujeres, motivo por el que los hombres se desfogaban en el sexo de pago.

¿Y las mujeres? Ellas, también optarían por un orgasmo de pago. Pero no a través de “hombres pagados” o de amantes, sino de médicos o de algunas comadronas,siguiendo una vieja prescripción médica fundamentalmente medieval y renacentistas, pero cuya “fórmula” había pervivido en el tiempo y que se recomendaba a vírgenes, monjas, viudas y, en ocasiones, mujeres casadas.  Y que consistía en el coito si estaba casada, en el matrimonio si estaba soltera y en el masaje para monjas y viudas, recurriéndose a las manos de una comadrona, si era necesario, porque en esos momentos la actuación en dichos lugares “vergonosos”,  por parte de un hombre, aunque fuera médico, estaría mal visto.

Aquellas que sufrían “histeria”, recibían un tratamiento médico consistente en un “masaje pélvico”, con lo que tras la estimulación manual de sus genitales por el doctor, llegaban al orgasmo, que al ser considerado el deseo sexual, reprimido, una enfermedad, fue denominado, “paroxismo histérico”. No es de extrañar, que  ante tales tratamientos, las pacientes que decían estar aquejadas de esta “enfermedad”, fueran muchas. Un médico afirmaba en 1859, que una de  cada cuatro mujeres, padecía “histeria”.

Esta “enfermedad”, por otra parte, además de haber constituido  el punto de arranque de dio origen por parte de Freud, al psicoanálisis, procuraba pingues beneficios económicos para los galenos. Pero al cabo de un tiempo, esto se convertía, en algunos casos, en algo tedioso, constándole  mucho tiempo y esfuerzo al médico, el conseguir que la paciente llegara al “paroxismo histérico”, así es que había que buscar un remedio a tal situación. Y esta vino de la mano del vibrador. En 1870, ya existía un vibrador mecánico, pero el gran éxito fue el invento en el 1873, del “electromecánico”,  cuyo conejillo de indias fueron las mujeres de un asilo francés. No tardaría mucho tiempo el darse a conocer las “ventajas científicas”  de tales artilugios, apareciendo tratados  como el de R.P. Maines, "The Technology of Orgasm: Hysteria, the Vibrator, and Women's Sexual Satisfaction,"  “La tecnología del orgasmo: Histeri, el vibrador y la satisfacción sexual de las mujeres”. Explicando las ventajas médicas de tales artefactos, entre otras, que les exoneraban del trabajo manual que conllevaba el “masaje pélvico”,  y  que con “tales medicinas” consiguirían que las pacientes pudieran “curarse”, objetivo final de la ciencia médica, la curación del paciente. Y esto debió de ser tal normal y popular, que llama la atención que en un periódico de 1918, entre los anuncios de electrodomésticos de la empresa multinacional “Sears, Roebuck and Company” mezclados entre los que proclaman las excelencias de los ventiladores y máquinas de coser, se incluyan varios modelos de vibradores portátiles con sus accesorios adecuados, describiéndolos como “muy útiles y satisfactorios para el uso casero”.

Y posiblemente, tenían razón.

Vibrador

 

 

 

 

© Agitadoras.com 2012